Con tan solo 28 años Yicela Carabalí Viveros es la responsable de llevar a cada esquina, cada colegio y cada comuna de Palmira, un mensaje esperanzador a niños y jóvenes. Esta es una de sus grandes contribuciones para prevenir, como dice ella, que caigan en el consumo de drogas o incurran en conductas irregulares.

Es Policía por pura convicción y pasión, ¡de eso no cabe duda! Al hablar de lo que hace, en sus ojos se refleja encanto y fascinación, mezclados con una sonrisa tímida y ojos saltones, finamente delineados con color negro, que también es el de su piel. Como toda Policía, luce impecable. Lleva su cabello recogido, cubierto con la gorra verde oliva de su institución. Es alta y delgada. Habla pausado, pero segura de cada palabra que pronuncia.

Desde hace cinco años Yicela forma parte del grupo de Policía de Infancia y Adolescencia del Distrito Palmira. Sus funciones son varias, entre ellas: la prevención de consumo en colegios, temas de abuso sexual, patrullaje en los establecimientos nocturnos, evitando que allí haya menores de edad, e incluso disfrazarse de ‘Minnie’ ‘Mouse’ con sus compañeros del colectivo ‘Polialegría’. Es una aliada estratégica de la Secretaría de Seguridad y Convivencia.

“Es un trabajo bonito, es muy lindo trabajar con niños, niñas y adolescentes, mi función ahora es prevención y atención de casos, voy a los colegios a dar charlas, voy a los establecimientos”, explica.

Yicela no lleva la cuenta de los menores que ha conocido ni mucho menos de las charlas que ha dado. Lo que sí recuerda son momentos difíciles. “Lo más duro ha sido encontrarse casos de abuso sexual, encontrarse bebés abandonados, eso marca muchísimo”, relata la agenta del orden.
A pesar de esto, asegura que son más los momentos bonitos que lleva guardados, y que el aprendizaje siempre ha estado presente. “Es una experiencia muy satisfactoria porque sabes que estás aportando algo a la formación de estos chicos y además también aprendes de ellos. Trabajar con una población que está en una edad tan corta te permite conocer todas las etapas por las que pasa una persona”, sostiene.

La patrullera permanece en la Comisaría de Familia de Palmira, atendiendo a menores de edad y padres de familia. Cuando no está allí dedica gran parte de su tiempo a terminar sus estudios como trabajadora social. Además, es enfermera y esposa.

Así es Yicela, una mujer plena que se muestra feliz con su trabajo, dedicada y esforzada que, a través del servicio comunitario, contribuye para que Palmira vaya pa´lante.